¡Queremos Pintar!: Reivindicando a las pintoras y los feminismos comunitarios en la gestión cultural del arte contemporáneo

Artículo escrito para Mujeres Mirando Mujeres, 2024

Los modelos de gestión cultural vs. el feminismo comunitario

En medio del creciente movimiento feminista que busca abrir espacios para las mujeres artistas que han sido tantas veces borradas y excluidas de la historia del arte, es frecuente encontrar modelos de gestión cultural que, aún con trasfondo positivo para la equidad de género, replican modelos de exclusión.

Convocatorias anunciadas en espacios específicos, construcción de CV en formatos determinados, cobertura de costos de transporte y producción de obras, presentación de documentación extensiva que demue0000stre una trayectoria respaldada por instituciones, otros, son procesos comunes del sector cultural que, per se, crean inacceso. Estas barreras están relacionadas a la exclusión de, por ejemplo, personas fuera del segmento de público de las plataformas de comunicación, que no tienen acceso o dominio de herramientas informáticas actualizadas, que no tienen los medios económicos para cubrir los costos de participar en algo, y/o que no han podido ingresar al círculo de la validación institucional―cuya tarea por sí sola, ya es difícil―.

Estas dinámicas excluyentes han sido denunciadas ya anteriormente por iniciativas que deconstruyen sus modus operandi y se rigen por los conceptos de curaduría comunitaria, economía de los afectos y otros relacionados que tienen como parte del eje central, la colaboración desde la equidad. Estos modelos de gestión cultural y curatoriales son más conocidos en las latitudes latinoamericanas ante la falta de recursos y la gran reconocida brecha económica existente dentro del propio mundo del arte, donde las personas artistas con mejor networking y mayores recursos económicos, generalmente tienen mayor acceso a mejores oportunidades profesionales. De esta manera, estos modelos resaltan su enfoque crítico en la gestión y curaduría de contenido y programas, priorizando el trabajo conjunto con miembros de la comunidad, tanto artísticos como no artísticos, para crear herramientas de autogestión y cuidado colectivo, fomentando la regeneración del tejido social. Esta perspectiva interpreta el arte no como un objeto aislado, sino como un evento social que involucra e impacta a todos[1].

Juracán, mencionada por López, describe la curaduría comunitaria derivándola del “feminismo comunitario”, pues plantea una perspectiva curatorial que no se limita a la organización de exposiciones, sino que se centra en la construcción de relaciones en un contexto social particular. Esta aproximación se encuentra en un punto intermedio entre el activismo y la gestión, cuestionando tanto los límites de lo que consideramos una comunidad artística como el papel político del curador[2]. En este contexto, nace “¡QUEREMOS PINTAR!” en el 2022, una propuesta de plataforma para hacer ejercicios y prácticas colaborativas con un manifiesto explícito de analizar los horizontes de creatividad, empoderamiento y reflexiones éticas sobre la sororidad en la práctica, que no se limita a la expresión artística, sino que también desafía las estructuras patriarcales arraigadas en la historia del arte[3].

Posterior a la experiencia con otros colectivos feministas costarricenses―especialmente con Casa Ma, del que fue co-fundadora también y que tomó rumbos más de investigación posteriormente―, Karla Herencia, co-fundadora de ¡QUEREMOS PINTAR!, continuó con las motivaciones de colectivizar los esfuerzos de visibilización fuera de los estándares estructurales de las dinámicas de gestión cultural del patriarcado, donde la curaduría, como disciplina, también ha visto sus dinámicas permeadas de exclusión, elitismo, “superioridad intelectual”. De esta manera la iniciativa emerge como un espacio colaborativo que, centrada en la disciplina de la pintura contemporánea, reflexiona y crea metodologías con un enfoque feminista en la práctica, buscando vías comunes para abordar los desafíos de la autogestión artística[4].

 

La pintura contemporánea, espacio para la reivindicación feminista

Ante el escenario de las nuevas tecnologías y dinámicas de comunicación, los públicos actuales son más dispersos y las audiencias, sin duda, están sobre expuestas a la visualidad. En relación con ello, gran parte de las expresiones del arte contemporáneo se caracterizan por el uso de técnicas multidisciplinares e interdisciplinares. Las presiones por dejar de ser llamada únicamente “escultora” o “pintora” para mejor ser reconocida como “artista contemporánea” son cada vez más sentidas en la escena cultural donde las tendencias impuestas por los espacios oficiales validadores del arte, establecen los parámetros a seguir―o intentar seguir―.

Si bien en las subastas internacionales la pintura sigue siendo la disciplina técnica más usada―lo cual demuestra su lugar en el establishment―, las personas artistas actuales no posicionadas en ese círculo―que son la mayoría―se encuentran en la coyuntura de crear obra multidisciplinar que pueda llamar la atención de públicos sobre estimulados en las instituciones culturales, a la vez reconociendo que la pintura sigue siendo el medio más comercializable.

¡QUEREMOS PINTAR! como parte de su concepto, se escribe con mayúscula y signos de exclamación, pues es una afirmación que también se grita. Karla menciona “en contraposición de que a las mujeres se nos ha exhortado que hablemos bajito, que nuestras pasos sean suaves sin dejar huella. Así mismo durante siglos se nos invitó a que pintáramos como un pasatiempo, en el silencio de nuestros espacios íntimos, pero no bajo la categoría del Arte con A mayúscula”[5].

Estas preocupaciones por supuesto atraviesan con mayor crítica a las mujeres. El tono y la comunicación tiene sus marcadas diferencias despreciativas cuando la persona artista es mujer: no es lo mismo ser un “pintor de arte abstracto” que una “pintora de flores y bodegones”. Tampoco es lo mismo el adulto mayor recluido en su soledad pintando memorias, que “la doñita que pinta porque está pensionada”.

Es por eso que ¡QUEREMOS PINTAR! Hace su énfasis en la pintura contemporánea, haciendo espacio para el artivismo feminista a través de la pintura. Redignificar lo que significa ser “pintora”. Para el proyecto, la práctica de la pintura es un proceso de experimentación, investigación y resistencia en el contexto del arte contemporáneo, partiendo de la convicción de que la pintura actual representa la presencia de sus creadoras y, por ende, su tiempo[6].

Además, en palabras directas de sus manifiestos, ¡QUEREMOS PINTAR! reconoce el poder movilizador del deseo y la capacidad de desplazar las rutas tradicionales del conocimiento. Esta iniciativa surge en un entorno cultural y un contexto en crisis, donde la urgencia de brindar más oportunidades a las artistas sigue siendo una necesidad apremiante. Asimismo, abordan la cuestión de una historia del arte que a lo largo de los siglos ha legitimado a los hombres como artistas y ha perpetuado la mirada desde una perspectiva de masculinidad hegemónica, por esto, se centra en que como creadoras, las mujeres artistas son seres deseantes y no exclusivamente objetos de deseo de la mirada masculina tradicional que ha legitimado la historia del arte a lo largo de los siglos. La propuesta plantea un tejido vivo en el que se invita a más mujeres a apropiarse de su deseo de pintar y del potencial de autonombrarse artistas. Con ello, el objetivo es abrazar la pintura como proceso de experimentación, investigación y de resistencia del arte contemporáneo, desde un enfoque feminista que reconoce la fuerza movilizante del deseo y la potencia de desterritorializar las rutas tradicionales del saber[7].

Asimismo, este proyecto se autoidentifica como una iniciativa porosa y mutante que, más allá plataforma artística; representa un caldo de cultivo para activaciones, perspectivas sobre la pintura y diálogos fusionados que celebran la diversidad y las expresiones artísticas de las pintoras centroamericanas. Su propósito es amplificar voces y apoyarse entre mujeres en la travesía de afrontar desafíos y sostenerse en el mundo del arte contemporáneo[8].

 

El modelo de co-gestión y los objetivos de ¡Queremos Pintar!

Si bien esta iniciativa nace desde la intuición de los modelos de trabajo que apelan a llevar a la gestión lo que se aboga desde los contenidos de los feminismos, la estructura de gestión de la que se inspira coincide con las prácticas organizacionales teorizadas que han demostrado dialogar mejor con las preocupaciones y motivaciones de los contextos actuales. Co-liderazgos de gestión descentralizada, donde las decisiones se toman entre las personas involucradas, que permita abordar los nuevos grandes desafíos del activismo en el mundo del arte―y del mundo en general―con un tipo de liderazgo que sea altamente resistente y adaptable[9].

Estos procesos de organización ideales a menudo son utopía para el sector creativo, y en ¡QUEREMOS PINTAR! se tratan de llevar a la práctica en la forma en que promueven las relaciones y la creación, repensando formas de colaborar y de crear un ejercicio ético que respete los movimientos orgánicos de energía y tiempo de cada integrante. Esos aspectos que nos hace humanos y no máquinas.

De esta forma, intuitivamente ¡QUEREMOS PINTAR! se concibe con un modelo de co-gestión, donde estilos y conjuntos de habilidades complementarios proporcionan una visión y estrategia más integrales a una organización, donde la colaboración es central y el acto de compartir el trabajo y la carga mental con las colegas alivia parte de la presión, y además proporciona retroalimentación regular y equilibrios en forma de toma de decisiones colaborativa y responsabilidad compartida[10].

En su fundación en el 2022, el proyecto nació con el fin de fomentar la colaboración, construir metodologías feministas, tejer diálogos y fortalecer redes. Se originó de la iniciativa de Karla Herencia a partir de una provocación del Museo Regional de San Ramón―donde meses después de realizaría la primera activación pública del proyecto―, la cual se fortaleció con la incorporación de Anna Mateucci y Daniela Martén como parte de la co-gestión. Karla amplía la intención de promover la colaboración entre pintoras contemporáneas, derribando las barreras geográficas y amplificando voces; explorar y desarrollar metodologías feministas en las prácticas artísticas, desafiando las normas patriarcales y creando nuevos caminos para la expresión; tejer diálogos que trasciendan las fronteras, inspirando a otras mujeres artistas a creer en la importancia de su trabajo y a asumir el control de su historia en el mundo del arte; y fomentar una red de mujeres pintoras que se reconocen y festejan alentándose para enfrentar los desafíos y para que las futuras generaciones de niñas conozcan el trabajo artístico de las mujeres en esta época y contexto[11].

 

La primera edición de ¡Queremos Pintar!, el manifiesto feminista interseccional y las miras a futuro

Con los objetivos y contextos anteriormente expuestos, ¡QUEREMOS PINTAR! ejecutó una primera exposición en el Museo Regional de San Ramón, Alajuela, que agrupó el trabajo de 18 artistas mujeres de diferentes trayectorias, experiencias y procedencias. La muestra estuvo abierta desde el 10 de septiembre hasta el 14 de octubre de 2022

Participaron las artistas costarricenses Pía Chavarría y Ruth Bonilla de Alajuela; Abril Coghi de Cartago; Kate Fernández de Heredia; Cristina Powell Aird de Limón; y Aire Calderón, Alina González, Aimée Joaristi, Anna Matteucci, Allegra Pacheco, Carolina Guillermet, Daniela Martén, Karla Herencia, Man Yu, Marcia Madrigal Guardia, Melissa Ríos, Natalia Porras y Rebeca Martínez Monge de San José.

Además de la exposición, este primer proyecto se acompañó de la creación de un directorio permanente de acceso e ingreso público de artistas activas en prácticas pictóricas.

En adición al eje central sostenido en la pintura y las prácticas de gestión de feminismo comunitario, la interseccionalidad del activismo de ¡QUEREMOS PINTAR! yace también en la incorporación de artistas de diferentes provincias y no solamente de la capital costarricense, así como la visión trans-inclusiva. En este último aspecto, resulta importante destacar que las artistas con mayor trayectoria y con menor trayectoria de esta exposición fueron mujeres trans: Alina González, premiada nacional, bien reconocida por su larga carrera como José Miguel Rojas antes de transicionar; y Natalia Porras, trabajadora sexual activista, artista emergente sin exposiciones anteriores.

Esta primera muestra se gestionó en el marco de los 35 años del Museo Regional de San Ramón, Alajuela, y dentro del Circuito de Prácticas Artísticas Feministas, una iniciativa cultural que agrupó más de 20 actividades en celebración de los esfuerzos por la equidad de género, que se celebró en el marco de los 30 años del Centro Cultural de España en Costa Rica, en conjunto con Casa MA, Museo de las Mujeres, LL Proyectos, Teorética, _Temporal, IIArte, Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (CICANUM), la Cátedra Amighetti, Voces Fieras, Grupo Metamorfosis, Gráfica Génesis, Voces Fieras y el Fondo Centroamericano de Mujeres[12].

Posterior a esta primera experiencia, ¡QUEREMOS PINTAR! amplía sus horizontes y metas más allá de territorio costarricense. Si bien en este momento el proyecto ya no cuenta con la co-gestión de Anna Mateucci ni Daniela Martén, la fundadora Karla Herencia, aún presente en el proyecto, cree en un camino hacia un futuro donde las mujeres artistas de Centroamérica unen voluntades y esfuerzos para dar forma a su propia narrativa. En este contexto, actualmente Karla trabaja para consolidar la colaboración entre Costa Rica, Guatemala, Panamá, El Salvador y Honduras, estableciendo diálogos y acciones conjuntas que trasciendan fronteras y enriquecen nuestras formas de abordar las prácticas artísticas.

Entre los planes confirmados para este 2024 se destaca el diálogo entre artistas Centroamericanas, entre ellas Cecilia Porras de Guatemala, Mary Morales de Honduras, Laura Ortega de El Salvador y Momo Magallón de Panamá, con la emoción y la curiosidad de descubrir lo que puede generar estos cruces y sinergias. De esta manera, ¡Queremos Pintar! extiende la invitación unir esfuerzos, acercarse y dialogar, para encontrar más flexibilidad, con participantes y colaboraciones que se van transformando según la naturaleza de cada formato.

 Más del proyecto: https://www.instagram.com/queremospintar/


[1] Marga Sequeira y Mariela Richmond, “La Bienal en Resistencia: Necesitamos otras formas de construir, porque vale la pena”, Terremoto, October 26, 2019, https://terremoto.mx/online/la-bienal-en-resistencia-2019-guatemala/ (accesado el 27 de octubre, 2023); Memorias y Patrimonio Medellín, “Curaduría comunitaria como una forma de dinamitar el espacio | Mesa de Museos de Medellín,” YouTube video, 1:32:43, November 24, 2022, https://www.youtube.com/watch?v=7B0SeGnS010

[2] Miguel López, “Arte, feminismos, comunidad. Modelos de trabajo colectivo en Centroamérica”, Revista Atlántica, s.f., https://www.revistaatlantica.com/miguel-a-lopez/ (accesado el 6 de noviembre, 2023).

[3] Karla Herencia (co-fundadora de ¡Queremos Pintar!), en conversación con Iris Lam Chen, 06 de noviembre, 2023.

[4] Ibid.

[5] Ibid.

[6] Ibid.

[7] Ibid.

[8] Ibid.

[9] Donika Dimovska, Simon Sommer y Fabio Segura, “Can Co-Leadership be the future of philanthropy?”, Alliance Magazine, 14 de junio, 2021, https://www.alliancemagazine.org/analysis/can-co-leadership-be-the-future-of-philanthropy/ (accesado el 6 de noviembre, 2023).

[10] Ibid.

[11] Karla Herencia, op. cit.

[12] Centro Cultural de España en Costa Rica, “¡Queremos Pintar!”, Centro Cultural de España, 10 de setiembre, 2022, https://ccecr.org/evento/queremos-pintar-en-el-museo-regional-de-san-ramon/ (accesado el 6 de noviembre, 2023)

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